El estrés es un problema común en la vida, y la mayoría de la gente sabe cómo se siente. Afecta a las personas física, emocional e incluso mentalmente. Aunque un cierto nivel de estrés es normal en la vida, hay momentos en que se convierte en un problema y empieza a afectar a la salud general de la persona. En este artículo, exploraremos qué es el estrés, cómo influye en la salud y algunos de los distintos tipos de estrés.
¿Qué es el estrés?
La Asociación Estadounidense de Psicología (APA) define el estrés como «la reacción del cuerpo y la mente ante algo nuevo y/o una demanda». El estrés puede ser una reacción a una situación o acontecimiento concreto, como un proyecto de trabajo difícil o la pérdida del empleo. También puede ser una reacción a circunstancias prolongadas, como una relación insana o una afección crónica. En general, cualquier situación o circunstancia que exija algo de nosotros, y creamos que no tenemos los recursos para manejarlo, puede causar estrés.
¿Por qué es un problema el estrés?
La mayoría de la gente sabe que el estrés puede causar problemas en su estado de ánimo y salud mental. Sin embargo, puede que no entiendan del todo el alcance que el estrés puede tener en su salud física. El estrés crónico puede provocar un mayor riesgo de contraer diversas enfermedades y problemas de salud, como enfermedades cardíacas, obesidad, diabetes, hipertensión, problemas gastrointestinales, y más. También puede provocar problemas como dificultades para dormir, migrañas y un mayor riesgo de padecer trastornos de salud mental, como depresión y ansiedad.
Entender los distintos tipos de estrés
Existen tres tipos principales de estrés que experimentan las personas: eustrés, estrés agudo y estrés crónico. El eustrés es el estrés «bueno» que sentimos cuando realizamos actividades que nos gustan, como hacer ejercicio, pasar tiempo con amigos o desempeñar un trabajo gratificante. Puede ser beneficioso para la motivación y también mejorar nuestro aprendizaje y memoria.
El estrés agudo es el tipo más común de estrés que experimentamos, y suele desencadenarse por acontecimientos concretos, como una reunión sorpresa en el trabajo o la necesidad de una reparación en casa. Aunque puede ser incómodo, el estrés agudo suele ser leve y pasa rápidamente.
El estrés crónico, en cambio, es a largo plazo y continuo, y suele estar causado por intentar satisfacer las demandas de circunstancias difíciles o estar expuesto continuamente a algo que provoca estrés. Puede afectar gravemente a la salud de una persona, y ser difícil de controlar y superar.
Cómo gestionar el estrés
Hay varias formas de que las personas gestionen el estrés. Hacer ejercicio con regularidad, realizar actividades concretas como yoga y meditación, e incluso pasar tiempo con amigos y familiares pueden ayudar a reducir el estrés. También es importante que las personas cuiden de su salud física comiendo sano, durmiendo lo suficiente y evitando el alcohol y la cafeína en exceso.
En algunos casos, las personas pueden necesitar buscar ayuda profesional para ayudarles a sobrellevar y controlar el estrés. Un profesional de la salud mental puede ayudar a una persona a comprender los factores estresantes y a desarrollar un plan para reducir su impacto en la salud de la persona.
Conclusión
El estrés es una parte normal de la vida y es necesario para el progreso. Sin embargo, cuando se convierte en un problema crónico y abrumador, puede afectar gravemente a la salud. Comprender los distintos tipos de estrés y cómo gestionarlos es importante para mantenerse sano. Con las medidas adecuadas y el apoyo de amigos, familiares y profesionales de la salud, la mayoría de las personas pueden hacer frente y controlar eficazmente su estrés.